Crisis del 2001 en Argentina (breve relato)

En 2001 yo tenía 10. Recuerdo los años previos cortando papelitos en la casa de mis abuelos maternos. Papelitos para celebrar que el gobierno de la Alianza, que iba con De la Rúa a la Nación y Montiel a la Provincia, había ganado las elecciones de 1999. Para mis abuelos, tíos y madre era motivo de festejo que, luego de una década de un gobierno peronista como el de Carlos Menem, se podría pensar en completar aquello que quedó trunco durante el mandato de Alfonsín. Bastaron solo dos años para que ese sueño se convirtiera en una de las peores pesadillas. Escuché, de boca de aquellos que lo vivieron, que la Hiperinflación de 1989 fue la peor de la historia, pero que lo vivido en 2001 fue aún más tremendo porque la gente tenía hambre, bronca, indignación, cansancio, todas esas cosas que hacen aflorar nuestra parte menos racional, “con hambre no se puede pensar” y es cierto. Durante la semana trágica de diciembre de 2001 mi madre Lucia Almeida estaba muy enferma y al cuidado de cuatro hijos (el mayor, Lisandro Alarcon, de 12 años y el menor Lucio Alarcon Almeida de 5), no podía levantarse de la cama del dolor; mi tío Alberto, su hermano, nos vino a buscar a mi casa para que mi abuela nos pudiera cuidar a todos (incluida mamá). De camino por calle Don Bosco recuerdo la gente corriendo en dirección al supermercado y a mi tío señalando un carro: “Mirá ese se lleva media res”. Habían comenzado los saqueos, nadie se bajó y fuimos derecho a lo de mi abuela. Para mí era una anécdota, ahora a la distancia lo veo como una fuerte etapa de aprendizaje, a esto no hay que volver nunca más. Ni siquiera recuerdo esas fiestas ni el regalo de navidad. Sí recuerdo que días posteriores mi tía Gra Batta hablaba con mi mamá: “No creo que nuestros hijos vuelvan a ver a un radical gobernando”, mi madre asintió con la cabeza.
El 2001 se gestó en los 90´, con un presidente peronista que luego casi vuelve a ganar las elecciones en 2003 y que fue Senador Nacional por el FPV. La mecha la encendió un grupo de inútiles radicales (y ladrones) durante el gobierno de la Alianza, secundados por las entidades financieras que vaciaron los bancos para los grupos económicos. El triste recuerdo de la Alianza.

Comentarios

Entradas populares